Ruteando

Bueno, después de dos semanas sin hacer ni el huevo en mi blog, toca ponerse las pilas.

Esta semana os voy a relatar lo que vengo haciendo desde que regrese a coger la bici después del parón otoñal-infernal (por eso de que el invierno lo odio).


En dos meses más o menos no he tocado la bici para nada, ni para quitarla el polvo.

Ahora que parece que el tiempo nos ha dado un respiro, he decidido volver a mi rutina semanal de montar varias veces por semana. Pero cual es la sorpresa, que he regresado con unas ganas locas de salir a montar en bici pero con la bici de hacer kilómetros, la de rutear por medio del campo, rutas de 20 a 40 kilómetros en medio del campo. Este año la bici de saltar la estoy dejando un poco más apartada de lo normal, estoy empezando a cogerle el gustillo a eso de coger la bici de rutear ponerme a dar pedales, cuando veo que empiezo a bajar el rendimiento porque mi cuerpo parece cansarse me pongo de pie, pedaleo con más fuerza aun si cabe, para llegar a la cima de esa pequeña cuesta de 200 metros, que me mata (mi estado de forma es bastante pésimo).

Lo bueno es que el, que salga tanto con la bici de rutear me da la libertad de poder conocer sitios nuevos hasta la fecha que con ninguna otra bici podría ir por los sitios por los que me muevo con esta bici y que además lo estoy haciendo con muy buena compañía, cosa que creo es bastante importante.

Tengo la suerte de poder salir ultimamente con gente que lleva muchos años montando en bici y que$ se conocen bien la sierra madrileña. Son gente que me secan 6 y 7 años, perros viejos, como les llamo yo, pero que sino fuera por ellos no disfrutaría lo que disfruto con la bici por esos sitios por los que me llevan.

Si no conociera a Hugo o Emilio o no tuviera el hermano que tengo, no conocería lo más seguro algunas de las rutas que me han enseñado en este ultimo mes.

Ellos empezaron a montar en una época en la que la bici de montaña no estaba tan especializada como hoy día ni extendida, lo más frecuente era salir por caminos a pedalear e ir conociendo paraje nuevos. Yo cuando empecé (hace ya 14 años), era justo esa época en la que la bici de montaña estaba empezando a sufrir ciertos cambios técnicos, se empezaban especializar un poco el sector, se estaba empezando a ampliar fronteras en muchos sentidos.

Gracias a esa ampliación de fronteras y esa pequeña especialización del sector, yo dure poco pedaleando encima de mi bici, también es cierto que gracias a algunos vídeos de la época, yo empecé a meterme en el lado oscuro, en esto de la bici de monte.

Deje de pedalear, salia por mi barrio o por el pueblo solo para bajar escaleras, saltar escalones, hacer caballitos, e intentar superar cada vez obstáculos más grandes. Empecé a saltar en sitios específicos para ellos en rampas de arena, las cuales más de una vez hicieron que diera con mi bonita y suave piel en el suelo llegando a casa como si un gato se hubiera liado conmigo.

Con el paso de los años me compre varias bicis especificas para hacer cada modalidad lo mejor posible, una de campillo para saltar,otra de descenso para bajar como una balita y otra de ralie para pedalear como una ratita.

Siempre me he decantado más por la dos primeras, la de rutear la he dejado más de lado, es como lo que a nadie le gusta hacer dentro de una especialidad.

Al futbolista seguro que lo que menos le gusta sea correr, al motorista montar en bici, al corredor de F1 el gimnasio, lo que nos gusta es exactamente a lo que nos dedicamos a saltar, bajar, pero claro sin una buena base y un buen fondo no tienes nada que hacer, es inútil que sepas saltar muy bien y tomar curvas como ninguno sino tienes una forma física que te ayude.

Pues eso es algo parecido a lo que me pasa, me encanta saltar, me encanta ir al campo con mi bici de descenso, tirarme por caminos, pero claro si no tengo una buena forma física me puede pasar factura, lesiones, caída, malas recepciones en los saltos, parar demasiado, tardar más en recuperar, dosificar peor, etc. Pues por eso parece que ahora intento salir más con la bici de rutear. Mi hermano me obliga a salir dos incluso 3 veces por semana, si es cierto que me esta ayudando de manera física y mental el hace que mejore físicamente y psicológicamente, salimos los martes y los jueves. El hace que siempre que salga apriete los dientes e intente dar un poco más de mi para que cuando volvamos a salir intente ser yo quien le haga sacar los dientes a el (cosa de momento imposible). Los días de fin de semana salgo con el o sino con dos buenos colega con los que me lo paso genial (Hugo y Emilio).

El año pasado escribí una entrada más o menos igual pero es en esta en la que quizá escriba más cómodo porque hoy día le saco mejor sabor de boca a todas y cada una de las rutas que estoy haciendo hasta la fecha.

Disfrutando de una parte del ciclismo que hasta hace muy poco no habia conocido, la cual cada día que pasa me gusta más.

Por muchos años montando en bici, por muchos años siendo igual de feliz mientras lo haga y por muchos años motando con tan buena compañía.

Hace muchos años, recuerdo ver un vídeo en la tele de aquel conocido programa llamado ``AL FILO DE LO IMPOSIBLE´´ con dos protagonistas excepcionales, Juan Ochoa, dueño de la prestigiosa tienda madrileña BICIMANIA y quizá una de las personas que me más he seguido en mi juventud con el tema de la bici y un mito viviente bajo mi punto de vista, un tío admirable, que aun hoy con mas de 40 años sigue montando y disfrutando de la bici de monte como cuando empezó, Juan Manuel Montero, redactor jefe de la revista Sport Life y colaborador habitual incombustible de la revista ´´Bike a fondo``.

Estos dos colegas, salen montando por aquel entonces con dos bicis de monte de al época enseñándonos como pasárselo bien con dos bicis como esas de la época.

Ese vídeo es el que muchas veces me hace darme cuenta de que con una sola bici se podía hacer de todo a menor nivel pero se podía hacer importando bien poco donde hacerlo ya fuera la ciudad o la montaña.